Si tan solo pudiera caminar a lo largo de un rio con agua limpia. Donde el agua me tapara la cintura, donde el rio llegue hasta el mediterraneo y me ubique en un pueblo toscano. Rodeada de viñedos con enredaderas solo de hojas y tallos. Donde el vino tinto que se produzca fluya por mis venas y me permita olvidar, no pensar y finalmente dormir.
Ya ni los recuerdos, ni las risitas, ni los amaneceres de algodon me invitan a celebrar la vida. La vida adulta como le llamo. ¿Porque no me avisaron que los años treintas serian de poca felicidad y muchas decepciones?
Ni siquiera soy dueña de mis propios pasos.
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